muy sucio de AKASH HOSSAIN pdf
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En cuanto el último acorde de mi nuevo single se apaga, vuelvo a colocar el micrófono en su soporte y salgo del escenario, dejando atrás las
dejando atrás las luces y el rugido de la multitud.
¿Dónde diablos está ella?
«Boone…»
«¡Gran espectáculo!»
«¡Buen trabajo!»
Por encima del ruido de los gritos de los fans, la gente me grita, pero lo ignoro todo y me dirijo a mi camerino. No tengo nada que decir ahora.
Sólo unas pocas personas sabían de mis planes de proposición, y no puedo soportar ver las expresiones de simpatía en sus caras. No necesito la puta compasión de nadie. No es que me hayan dejado plantado en el altar. El vuelo de mi novia se ha cancelado o retrasado… y no contesta al teléfono. Tendré que inventar una forma de superar esto. De alguna manera.
Más vale que Amber tenga una buena explicación de dónde está. Sé que es independiente y que está tan ocupada como yo, pero eso no significa que no me preocupe cuando desaparece así.
Después de abrir de un empujón la puerta con mi placa de identificación con tanta fuerza que se golpea contra la pared y rebota al cerrarse, abro la cerradura y me apoyo en el panel de madera.
Al menos mis padres no están aquí. Dios mío. Eso habría sido más de lo que quería afrontar.
Son mis padres y los quiero a muerte, pero mi madre habría aludido a que esta es la forma que tiene el universo de decirme que tengo que pensar en
lo que estoy haciendo.
«El matrimonio es sagrado, Boone. ¿Estás cien por ciento seguro de que ella es la indicada?»
Uno pensaría que mamá estaría encantada con la idea de añadir otra nuera a la familia, pero es seguro decir que estaba más emocionada de que yo rechazara mi beca de béisbol de la universidad comunitaria para intentar triunfar en Nashville.
Cuando empaqué mi oxidada camioneta con mi guitarra y mi ropa, me abrazó con fuerza y me dio su especial sabiduría. «Haz lo que tengas que hacer, Boone. Siempre estaremos aquí para apoyarte, y será mejor que creas que seré el primero en la cola para comprar tu disco en cuanto salga a la venta».
Ma no tuvo que esperar en la cola para una mierda. Le entregué en mano la primera copia que me dio la discográfica en su casa antes del día del lanzamiento, pero eso no le impidió ir a Walmart y comprar todos los que tenían en la estantería. Los dieciséis. Porque así es mi madre, solidaria hasta el extremo… en todo menos en esto.
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